Las organizaciones ecologistas se han movilizado para evitar que desaparezca la zona de humedales de Tajamar, donde viven especies protegidas
Por Elena Reina
Al manglar de Tajamar en Cancún no llegan los turistas con pulserita. El agua en lugar de ser cristalina es más bien grisácea. No hay peces globo ni mantarrayas. Pero sigue siendo el Caribe. Su lugar privilegiado frente a la laguna de Nichupté que se comunica con el mar, ha convertido esos terrenos en un imán para los grandes proyectos hoteleros. Casi 60 hectáreas para arrasar con el all inclusive, según señalan los vecinos. La empresa estatal Fonatur, ya ha allanado casi la mitad del humedal. Las organizaciones ecologistas se han movilizado y el Estado de Quintana Roo ha suspendido por el momento las obras.
Se trata de un proyecto pensado desde inicios del 2000, pero fue en 2006 cuando la Secretaría de Medio Ambiente dio los permisos inmobiliarios a Fonatur (Fondo Nacional de Fomento al Turismo) para construir en el manglar. Las obras son legales, pero tenían condiciones, según ha comunicado la Secretaría este miércoles. Una de ellas era el rescate de la fauna.
Los vecinos y las organizaciones ecologistas de Cancún, apoyadas por la internacional Greenpeace, se han movilizado desde que comenzaron las obras en agosto del año pasado para impedir que se perdiera ese espacio natural. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha recibido esta semana ocho denuncias que pedían mayor presencia de inspectores en el proyecto así como un informe sobre la remoción correcta de vegetación y fauna. Pero ha sido una denuncia interpuesta en un juzgado local la que ha logrado detener el proyecto, especialmente el relleno, que "implicaría la destrucción de la zona de humedal", según señala Miguel Rivas, responsable de campañas en los océanos de Greenpeace.
Los ecologistas denuncian en un video las obras en Tajamar
La Secretaría de Medio Ambiente reconoce que las normas para preservar la flora y la fauna de la zona son posteriores a los permisos urbanísticos. En 2007 se decretó la Ley General de Vida silvestre que prohíbe cualquier obra que afecte al "flujo hidrológico del manglar" y otra norma de 2010 que es más restrictiva con respecto a las especies nativas mexicanas.
Las obras comenzaron, no obstante, este sábado de madrugada y han causado la indignación de los vecinos y ecologistas de todo el país. Salvemos al Manglar Tajamar tiene en su página de Facebook casi 40.000 seguidores y se volvió tendencia en Twitter los días pasados. Greenpeace habla de "ecocidio". "La pérdida de un manglar no es ni debe ser trivial, se trata de un espacio que describe las costas mexicanas, pues México es uno de los países que más extensiones de manglar tiene en el mundo", apunta Rivas, ecologista de Greenpeace.
"Los vecinos vimos animales muertos, la flora arrancada. Las máquinas trabajaron por la noche para impedir que pudieramos hacer nada", cuenta Gerardo Solís, abogado ambientalista de la zona. Solís explica que Tajamar es de las pocas áreas que quedan todavía en Cancún sin construir, donde los vecinos más humildes de la ciudad acuden con sus familias a pasar los fines de semana. Miguel Rivas añade que se han observado algunas especies en peligro de extinción como el cocodrilo moreletti o especies nativas protegidas como el cangrejo azul. Los ecologistas argumentan que no se han llevado a cabo las labores correspondientes de reubicación de estos animales ni de la flora existente. "Después de lo que han hecho y si conseguimos impedir el relleno, el manglar tardará en regenerarse unos 20 o 30 años", explica Rivas, que es también biólogo por el Instituto de Ecología de la UNAM.
La Secretaría destaca en su comunicado que durante las obras no se registró la "evidencia de ejemplares de fauna silvestre". Sin embargo, las fotos de los vecinos que se han multiplicado en las redes sociales parecen contradecir la versión del organismo.
Las obras en el manglar de Tajamar han sido suspendidas por una denuncia particular en un juzgado estatal. Pero la empresa seguirá teniendo los permisos para trabajar sobre esas tierras hasta febrero de 2016. © El País 2016
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