Los bosques que están en régimen de gestión sostenible proveen bienes y servicios esenciales y por lo tanto, juegan un papel determinante en el ámbito del desarrollo sostenible. Es pues, crucial disponer de información fiable y actualizada acerca del estado de los recursos forestales, sobre la cual asentar decisiones en materia de inversiones, de políticas y de desarrollo sostenible. Valiéndose de La Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales (FRA) y por encargo de sus Estados Miembros, la FAO analiza periódicamente los bosques del planeta, sus formas de gestión y de aprovechamiento. El proceso FRA es coordinado en la Sede de la FAO en Roma por el Departamento Forestal de la Organización, en conjunción con los asociados del Cuestionario Colaborativo sobre Recursos Forestales (CFRQ por sus siglas en inglés). Los seis asociados son los siguientes: la Comisión de Bosques de África Central(COMIFAC/OFAC), la FAO, FOREST EUROPE, la Organización Internacional de las MaderasTropicales (OIMT), el Proceso de Montreal y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE). (http://www.fao.org/forestry/fra).
1990-2015: Veinticinco años en examen
Los bosques y la gestión forestal han cambiado considerablemente a lo largo de los últimos 25 años. En conjunto, los resultados conseguidos durante este periodo han sido positivos. A pesar de que, a nivel mundial la superficie de bosques continúa contrayéndose a medida que el crecimiento de las poblaciones humanas prosigue y la demanda de alimentos y tierras se intensifica, la tasa de pérdida neta de bosques ha disminuido en más de un 50 por ciento. Al mismo tiempo, la atención de que ha sido objeto la gestión forestal sostenible nunca ha sido tan intensa: más tierras se designan como bosques permanentes, las labores de medición, monitoreo, reporte y planificación se han ido multiplicando, la implicación de las partes interesadas se ha generalizado, y el marco jurídico que ampara la gestión forestal sostenible ha llegado a tener alcance casi universal. A la conservación de la biodiversidad se van destinando superficies siempre más extensas, al mismo tiempo que los bosques van satisfaciendo una demanda siempre mayor de productos y servicios forestales.
En 1990, el mundo tenía 4128 millones de hectáreas (ha) de bosque; en 2015 esa área había disminuido a 3 999 millones de ha. Este es un cambio de 31,6 por ciento de la superficie mundial de tierras de 1990 al 30,6 por ciento en 2015 (1 Calculado sobre la base de la superficie de tierras en 2015). Sin embargo, la deforestación, o conversión forestal, es un fenómeno más complicado de lo que esa disminución pareciera indicar. A nivel mundial, las ganancias y pérdidas de bosque ocurren de manera continua y son muy difíciles de seguir exhaustivamente, incluso mediante imágenes satelitales de alta resolución. La dinámica del cambio de la superficie de los bosques naturales y de los bosques plantados es muy diferenciada y varía drásticamente en función de las circunstancias nacionales y de los tipos de bosque.
Los cambios en el bosque se pueden describir como un proceso de ganancias (expansión del bosque) y de pérdidas (deforestación). El cambio en el área total de bosque proporciona un cuadro de cómo están cambiando todos los recursos forestales en conjunto. El cambio en los bosques naturales es quizás un indicador más adecuado de la dinámica del hábitat natural y de la biodiversidad. El cambio en los bosques plantados permite comprender las modificaciones en la composición de productos forestales procedentes de los bosques naturales y plantados.
Desde 1990 a 2015 ha habido una pérdida neta de unos 129 millones de ha de bosque (natural y plantado), que representa una tasa anual de –0,13 por ciento y una superficie total del tamaño aproximado de Sudáfrica. Con todo, este decremento se ha de entender en un contexto específico: la tasa anual de pérdida ha disminuido de –0,18 por ciento en el decenio de 1990 a –0,08 por ciento durante el último quinquenio. Entre 2010 y 2015 hubo una pérdida anual de 7,6 millones de ha y una ganancia anual de 4,3 millones de ha por año, lo que equivale a un decremento neto anual del área de bosque de 3,3 millones de ha por año.
La pérdida más grande de superficie de bosques ocurrió en los trópicos, especialmente en Sudamérica y en África, aunque la tasa de pérdida en esas regiones ha disminuido sustancialmente en los últimos cinco años. El área de bosque promedio per cápita ha pasado de 0,8 ha a 0,6 ha por persona entre 1990 y 2015. Si bien la contracción del área per cápita es más acentuada en las zonas tropicales y subtropicales, dicho fenómeno se está produciendo en cada una de las zonas ecológicas (salvo en la templada), conforme las poblaciones aumentan en número y las tierras cubiertas de bosque se convierten en tierras agrícolas o se destinan a otros usos.
El grueso del bosque mundial es bosque natural 2 (2 La suma de los bosques primarios y de otros bosques regenerados demanera natural.), y su extensión equivale al 93 por ciento de la superficie de bosques del planeta, o 3,7 billones de ha en 2015. Entre 2010 y 2015 los bosques naturales disminuyeron en 6,6 millones de ha netas al año (8,8 millones de ha de pérdida y 2,2 millones de ha de ganancia). En términos de pérdida neta anual, esto supone una reducción de 8,5 millones de ha por año (de 1990 a 2000) a 6,6 millones de ha por año (de 2010 a 2015). Aunque la Evaluación de los recursos forestales mundiales no informa de modo directo de la deforestación debido a las dificultades que supone la compilación de estadísticas sobre deforestación, la superficie de bosque natural perdida resulta ser un indicador sustitutivo muy adecuado.
La mayor parte de los bosques naturales corresponde a “otros bosques regenerados de manera natural” (65 por ciento); el 35 por ciento restante se declara en los informes como bosque primario. Desde 1990, 38 millones de ha de bosque primario figuran, en los informes que los países presentan todos los años, como bosques modificados o talados (aunque no todos los países presentan informes cada año). Esto no quiere decir necesariamente que esos bosques se hayan convertido en tierras destinadas a otros usos. El bosque primario, que es modificado pero no talado, termina en la clase de otros bosques regenerados de manera natural (bosques secundarios) y en algunos casos en la de bosques plantados. La superficie total de bosques primarios declarada ha aumentado entre 1990 y 2015, debido principalmente a que un mayor número de países incluyen ahora en sus informes dicha característica forestal. Algunos países han comunicado aumentos en la extensión de bosques primarios de resultas de la reclasificación de sus bosques maduros (por ejemplo, Costa Rica, los Estados Unidos de América, la Federación de Rusia, Japón y Malasia).
La superficie de bosque plantado ha aumentado en más de 110 millones de ha desde 1990 y representa el 7 por ciento de la superficie de bosque mundial. La tasa media anual de incremento entre 1990 y 2000 fue de 3,6 millones de ha. La tasa alcanzó su máximo nivel y llegó a 5,2 millones de ha por año en el período 2000-2010, para luego disminuir a 3,1 millones de ha (2010-2015) por año, conforme se reducía la plantación en Asia oriental, Asia meridional y sudoriental, Europa y Norteamérica. Durante este período, la superficie de bosques plantados se acrecentó en 3,1 millones de ha netas por año (con una ganancia de 3,5 millones de ha de bosques plantados, y una pérdida de 0,4 millones de ha).
La producción/consumo de madera en general ha aumentado a lo largo del período en examen, mientras que la dependencia del combustible de madera se ha mantenido alta. En 1990, las extracciones anuales de madera totalizaron 2,8 billones m3 , delos cuales el 41 por ciento fue para combustible de madera; en 2011 las extracciones anuales de madera llegaron a 3,0 billones de m3, de los cuales el 49 por ciento correspondió a combustible de madera. Tanto la proporción de las extracciones de madera para combustible como la cantidad total de madera usada como combustible han aumentado.
En 2015, alrededor del 30 por ciento de los bosques del mundo fueron bosques con función productiva, y esta proporción representa un leve aumento desde 1990 (28 por ciento). Los bosques designados a uso múltiple pasaron del 23 por ciento de la superficie de bosque total al 26 por ciento entre 1990 y 2015. El bosque de uso múltiple suministra madera, pastizales, productos forestales no madereros, agua, lugares de recreación y condiciones para la gestión de la flora y fauna silvestres. Los incrementos proporcionales registrados se deben en parte a la estabilidad de la designación de la función y en parte a la disminución del área total de bosques.
La conservación de la biodiversidad constituye el objetivo principal de la gestión forestal en el 13 por ciento de los bosques del mundo, y, desde 1990, a la categoría de conservación se han añadido 150 millones de ha de bosque. Los bosques destinados a la protección del suelo y el agua equivalen al 25 por ciento de la superficie de bosque total. La reducción de las existencias del bosque es un fenómeno menos visible pero importante en muchos lugares del mundo. Durante los últimos 25 años las existencias mundiales de carbono en la biomasa forestal disminuyeron en casi 17,4 gigatoneladas (Gt). Esta reducción ha resultado fundamentalmente de la conversión de los bosques a otros usos y de la degradación de los mismos.
El progreso hacia la gestión forestal sostenible (GFS) ha sido importante a lo largo de los pasados 25 años. El 99 por ciento de los bosques del mundo están regidos tanto por políticas como por una legislación que apoyan esa gestión a nivel nacional y subnacional. La mayor parte de los países ofrecen a las partes interesadas la oportunidad de aportar en los procesos de políticas nacionales de sostenibilidad, si bien no siempre con la misma eficacia. Los avances en este ámbito han sido mayores en las zonas templadas, pero muy dispares en los trópicos, donde la capacidad de aplicar las políticas relativas a la gestión sostenible sigue siendo insuficiente.
Los datos sobre los recursos forestales se generan en la actualidad con una frecuencia mayor que en cualquier otra época anterior. En 2014, 112 países habían elaborado inventarios forestales nacionales (IFN) que abarcaban cerca del 77 por ciento de la superficie de bosque mundial, y sus inventarios ya se habían completado, o se habían iniciado después de 2010. La superficie cubierta por un inventario forestal nacional entre 1970 y 2014 es de 3,3 billones de ha, o el 82 por ciento de la superficie de bosque total. Esto representa inversiones cuantiosas que los gobiernos han realizado en años recientes con la finalidad de comprender mejor los recursos forestales que poseen. Una elevada proporción de la superficie de bosque (92 por ciento) también es objeto de reporte a través de sistemas nacionales de informes, pese a que, en los trópicos y en los países de bajos ingresos, el reporte de datos forestales es aún imperfecto.
La superficie sujeta a planes de gestión forestal también ha aumentado. En 1953, los planes de gestión forestal abarcaban alrededor del 27 por ciento del bosque de producción; en 2010, los planes de gestión cubrían el 70 por ciento de estos bosques. En 2010 la superficie gobernada por estos planes era del 52 por ciento de la superficie de bosque total, y se repartía en porciones iguales entre las finalidades de producción y de conservación. La mayoría de los planes exige la participación con cláusulas específicas de la sociedad y la comunidad, y la delimitación de bosques con alto valor de conservación (HCVF por sus siglas en inglés). Para más del 50 por ciento de toda la superficie sujeta a planes de gestión forestal se estipulan requisitos relativos a la protección del suelo y el agua.
La superficie bajo gestión forestal certificada ha continuado en aumento, pasando de 18 millones de ha certificadas con reconocimiento internacional en 2000 a unos 438 millones de ha en 2014. Alrededor del 90 por ciento del total de la superficie certificada en 2014 está en las zonas ecológicas templada y boreal, aunque también ha habido aumentos, aunque a un ritmo más lento, en las zonas tropicales y subtropicales.
El sector forestal da empleo en la actualidad al 1,7 por ciento de la fuerza de trabajo mundial (véase El estado de los bosques del mundo (SOFO), FAO, 2014), de la cual el 0,4 por ciento está ocupada en el propio bosque. El resto está empleada en sectores como el transporte, la elaboración y la fabricación fuera del bosque.
La mayor parte de los bosques sigue siendo de propiedad pública, pero la propiedad del bosque a manos de comunidades e individuos ha ido en aumento. La proporción de los bosques de propiedad privada ha ascendido del 13 por ciento en 1990 al 19 por ciento de la superficie de bosque total en 2010. La mayor parte del incremento de la propiedad privada ha tenido lugar en países de ingresos mediano alto. Sin embargo, para los países que tienen bosques privados es una proporción mucho más grande: en 1990 casi el 26 por ciento de los bosques en estos países era de propiedad privada, cifra que aumentó a 30 por ciento en 2010. Los derechos de gestión de bosques públicos ejercidos por entidades privadas han aumentado considerablemente (del 3 al 15 por ciento de la superficie de bosques públicos) entre 1990 y 2000.
Durante los últimos 25 años, los bosques del mundo han cambiado de forma dinámica y diversificada. Los países disponen hoy de conocimientos acerca de sus recursos forestales incomparablemente superiores al pasado y, en consecuencia, poseemos ahora un cuadro más coherente de los cambios ocurridos en los bosques del mundo. La tasa de pérdida de superficie de bosques está en declive, y los indicadores relativos a la gestión forestal sostenible indican progresos efectivos. Pero, al mismo tiempo, sigue habiendo grandes dificultades por superar: las políticas, legislación y regulaciones, por muy sólidas que sean, no siempre van acompañadas de incentivos o de medidas de aplicación eficaces. Pese a los esfuerzos llevados a cabo, las prácticas insostenibles y la conversión forestal persisten, y en algunos países los beneficios que derivan del aprovechamiento de los bosques no llegan a las comunidades locales. FRA 2015 documenta tanto los importantes avances logrados en la gestión forestal como la necesidad de no interrumpir los esfuerzos encaminados a sostener la gestión forestal para bien de las generaciones actuales y futuras.
* Información extraída del documento «Evaluación de los recursos forestales mundiales 2015: ¿cómo están cambiando los bosques del mundo?»; Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Roma : 2015); pp. 2-5
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