sábado, 21 de noviembre de 2015

Ecosistema del Espinal

La Región del Espinal es una extensa unidad de aproximadamente 33.001.934 hectáreas (Cartografía y Superficie de Bosques Nativos de Argentina, 2002), ocupa parte del territorio de siete provincias  argentinas, desde los 28° hasta los 40° de latitud Sur. Se manifiesta como una gran variedad de formaciones que responden  a múltiples factores. Se subdivide en tres subregiones: del ñandubay, del algarrobo y del caldén.




Características Generales de la Región del Espinal

Ubicación

La región forestal del Espinal se ubica entre los 28º y los 40º de Latitud Sur, como un gran arco que envuelve por el oeste al Pastizal Pampeano y que se ubica al sur del Parque Chaqueño, involucrando áreas de las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, San Luis, La Pampa y Buenos Aires.

Clima

Debido a su extensión, la región presenta grandes variaciones de clima, desde cálido y húmedo en el norte hasta templado y seco en el oeste. Las temperaturas medias anuales rondan los 21,5 ºC en el norte y 14,5 ºC en el sur. En todo el territorio no hay zonas libres de heladas.

Las precipitaciones decrecen desde el NE hacia el SO, con un rango de 1500 a 400 milímetros anuales. En cuanto a la distribución estacional, las mayores lluvias se producen en primavera y verano. Las nevadas son infrecuentes y sólo pueden afectar en el SO con poca incidencia para la agricultura. En cambio, el granizo ocasiona importantes daños a los sembradíos.

Los vientos predominantes son: el Pampero, frío y seco, desde el SO; la Sudestada, sopla desde el SE, con vientos suaves y húmedos; el Viento Norte, cálido y húmedo y el Viento Zonda, proveniente de la zona cuyana, con efectos muy desecantes.

Paisaje

Planicies, llanuras onduladas y serranías bajas caracterizan el relieve de esta región. En la Provincia de Corrientes las influencias estructurales y climáticas han modelado a la región en cuatro unidades morfogenéticas: lomas y planicies en el oeste; la depresión inundable del Iberá; la planicie de erosión oriental y la planicie aluvial del Paraná.

En la Provincia de Entre Ríos son típicas las anchas lomadas de 100 a 200 metros de altura conocidas como cuchillas que son surcadas por numerosos cursos de agua afluentes de los grandes ríos.

Mientras que la llanura santafecina presenta homogeneidad topográfica en la que solo se distinguen una planicie más elevada al sur separada por el Río salado de otra más baja al norte, en Córdoba del paisaje de las últimas estribaciones de las sierras surcadas de arroyos se pasa al predominante relieve llano.

En La Pampa los típicos médanos aislados o en cadenas, fijos o vivos pueden ser apreciados en distintos lugares, encontrándose también dos tipos de mesetas: las basálticas y las residuales surcadas por valles originados por la erosión del agua y el viento. Los médanos exceden los límites de la provincia hacia las de Buenos Aires y San Luis.

Gran influencia en la región, tienen los ríos: Paraná y Uruguay en Corrientes y Entre Ríos; el primero de los mencionados también influye en Santa Fe. San Javier y el Salado en Santa Fe. Los desbordes de éste último han provocado grandes inundaciones en los últimos años con importantes pérdidas económicas.

Estos desbordes son incrementados por factores como la colmatación de los cauces y la deforestación, especialmente en la alta cuenca.

Aguapey en Corrientes, y en el límite con Entre Ríos, el Mocoretá y el Guayquiraró y Gualeguay en Entre Ríos Córdoba, éste último tiene su origen en los ríos Grande y Trapiche de San Luis.

Colorado en La Pampa y Buenos Aires. Es el principal en cuanto a entidad y posibilidades de aprovechamiento. Sus aguas son compartidas con Mendoza, Neuquén y Río Negro.




Agua

La disponibilidad de agua en la región es importante. En el norte proviene de los ríos Paraná y Uruguay que se complementa con un régimen de lluvias abundante. Ríos menores y arroyos aportan agua a la región en el norte y en el centro. Esta disponibilidad de agua está integrada también por los reservorios artificiales que son las represas construidas en campos ganaderos y agrícolas, especialmente los dedicados al cultivo de arroz.

En general la calidad y cantidad de agua depende del recurso forestal. Según interpretación de distintos autores, para un área de clima húmedo, el caudal base está en función directa del proceso de infiltración y ésta se ve favorecida, entre otros factores, por el grado y calidad de la cobertura vegetal.
Los suelos forestales tienen una capacidad de infiltración cincuenta veces mayor que la de los suelos agrícolas y por lo tanto, actúan como enriquecedoras del agua del subsuelo. Además, al reducir la escorrentía superficial, la fuerza y cantidad de los caudales es mucho menor que los originados en terrenos no boscosos.

Actualmente, como consecuencia de la deforestación las inundaciones y sequías se tornan incontrolables y se ven reducidas las aguas fluviales y del subsuelo.



Suelo

En general los suelos son arenosos o loesicos aunque presentan zonas arcillosas como en los departamentos del centro de la provincia de Entre Ríos.

En la provincia de Corrientes los suelos son arenosos y sustentan fisonomías de parques y sabanas con palmares, bosquecitos aislados entre las lagunas con pastizales y pajonales que la rodean. En estos suelos se destaca un tipo local de microrelieve denominado “malezal”, que es producido por distintos factores bióticos y edáficos. Actuaría sobre el suelo un tipo particular de erosión hídrica en surcos o erosión reticular.

En Entre Ríos, además de los suelos arenosos de la costa del Río Uruguay, en el centro se encuentran suelos negros arcilloso y limo arcillosos.

En Córdoba, los suelos son variados: hay departamentos que disponen de suelos castaños, bien desarrollados con dos o tres por ciento de materia orgánica y también arenosos en el sudoeste, franco arenosos en el centro y norte, y areno limosos a areno arcillosos en el sureste.

En La Pampa, los suelos actuales se han desarrollado en condiciones de aridez y semiaridez, razón por la cual sus perfiles se presentan con horizontes poco marcados, texturas arenosas a franco arenosas, de bajo a mediano contenido de materia orgánica y con una moderada a alta susceptibilidad a la erosión eólica e hídrica, que se incrementa hacia el Oeste, coincidiendo con la disminución de las lluvias.

Las zonas cuya cobertura boscosa fue eliminada han proporcionado excelentes suelos aptos para la agricultura. Sin embargo, el sucesivo cultivo y el deterioro de la cubierta orgánica dieron lugar a la destrucción del suelo propiamente dicho, quedando sujeto a la erosión hídrica y eólica. También debe considerarse el efecto que produce la presencia del ganado, que con su pisoteo compacta el suelo y que por el sobrepastoreo elimina la cubierta vegetal.

La erosión hídrica provoca cárcavas y zanjones. Mientras que las inundaciones provocan alteración de los componentes químicos del suelo o la concentración de los mismos en forma de sales; la erosión eólica provoca la remoción, traslado y posterior deposición de las partículas del suelo.Ambos procesos están influenciados y varían en su intensidad de acuerdo a la naturaleza del suelo, los vientos, la topografía y el régimen pluviométrico, entre otros.

Es también destacable la irregularidad o los vaivenes de la producción agropecuaria. La agricultura no se ha manejado con la sistematización adecuada para la conservación de los suelos.

Vegetación

Es un bosque xerófilo con predominio de especies del género Prosopis y otras especies de origen chaqueño, con excepción del quebracho colorado. Los árboles son de porte más bajo y distribución más esparcida que en el Parque Chaqueño, razón por la cual se lo considera un “Chaco empobrecido”. Es un bosque abierto, con uno o dos estratos arbóreos de menos de diez metros de altura, un estrato arbustivo y otro herbáceo.

Alternan con los bosques, los palmares, las sabanas y las estepas de gramíneas. Según la especie arbórea dominante se distinguen tres subregiones: más al norte la del ñandubay, en el centro la del algarrobo y al sur la del caldén.

Del Ñandubay

Se extiende desde el centro y sur de Corrientes, el noroeste de Entre Ríos y hasta el centro de Santa Fe. Es la más rica en cuanto al número de especies, con predominio de ñandubay (Prosopis affinins) y algarrobo negro (Prosopis nigra), acompañados de otros árboles como el espinillo (Acacia caven), el chañar (Geoffroea decortican), el incienso (Schinus longifolius), el tala (Celtis tala), el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco), el molle (Lithrea molleoides),el chal-chal (Allophylus edulis) y el sombra de toro(Jodina rhombifolia); por arbustos como la rama negra (Senna corymbosa), el araticu (Rollinia emarginata) y el ñangapirí (Eugenia uniflora); también hay algunas especies de cactáceas y varias hierbas y enredaderas como la pasionaria (Passiflora sp.) y la zarzaparrilla blanca (Herreria montevidensis).

Asociadas al bosque o formando poblaciones casi puras que albergan un estrato herbáceo sumamente rico en especies, se encuentran palmares de butia o yatay (Syagrus yatay) cuyos frutos dulces son comestibles y de caranday (Copernicia alba). También hay palmares de palma (Trithrinax campestres) entremezclados en los bosques densos.

Formaciones puras se encuentran en Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe y son a menudo los restos del bosque mixto original, del cual después de la utilización de las demás especies sólo quedaron las palmeras.

También se destacan algunos ecosistemas que tienen vegetación característica como los esteros con vegetación hidrófila palustre.

Del Algarrobo

Abarca las llanuras del centro de Córdoba, parte de Santa Fe hasta la mitad norte de San Luis. La comunidad clímax es el bosque de algarrobo negro (Prosopis nigra) y el de algarrobo blanco (Prosopis alba), mezclados con el chañar (Geoffroea decorticans), y el tala (Celtistala), entre otros. El algarrobo es muy apreciado por su madera y por sus frutos o chauchas que se utilizan para fabricar distintos productos alimenticios y bebidas.

Sólo quedan relictos de este tipo de bosques, ya que se ubicaban en los lugares con mejores condiciones para el desarrollo de la agricultura.

Por las riberas del Paraná y partes donde el espinal ingresa en el pastizal pampeano, emergen bosques de tala que albergan gran riqueza de especies.

Del Caldén

Se extiende por el este de San Luis y el centro de La Pampa para terminar en una pequeña franja en el sur de Buenos Aires. Este distrito está integrado por bosques xerófilos caducifolios, estepas arbustivas y de gramíneas.

El bosque de caldén (Prosopis caldenia), que constituye la comunidad clímax, tiene entremezclado otros árboles como algunos algarrobos (Prosopis sp.), el sombra de toro (Jodina rhombifolia), el molle incienso (Schinus longifolius) y la pata (Ximenia americana var. argentinensis); también arbustos, como el piquillín (Condalia microphylla), el atamisque (Capparis atamisquea), el alpataco (Prosopis alpataco) y la pichana (Senna aphylla) y varias hierbas, la mayoría de ellas muy buenas forrajeras.

Alternan con el bosque, estepas graminosas de flechillas (Stipa sp.) y de junquillo (Sporobolus rigens), matorrales arbustivos de palo azul (Cycloleptis genistoides) y de jume (Heterostachys sp.) y médanos muy dinámicos.

También crece aquí el ombú (Phittolaca dioica), un vegetal erróneamente asociado a la Llanura Pampeana ya que es característico del noreste argentino. El tallo de esta enorme hierba con aspecto de árbol se engrosa en la base mientras que en la copa se separa en varios troncos secundarios. Los “caldenales” de San Luis y La Pampa representaban la comarca central de montes boscosos más ricos en pleno dominio árido del país, los que en la actualidad son muy reducidos debido a su sobrexplotación.



Fauna

Caracterizar la fauna del Espinal no resulta simple ya que las especies que la integran se encuentran presentes en otras regiones y su presencia responde a distintos paisajes.

Las especies comunes a lo largo de toda su extensión son la vizcacha (Lagostomus maximus) y también el zorro gris pampeano (Dusicyon gymnocercus). Deben mencionarse el carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris), los yacarés (Caimán spp.), el lobito de río (Lutra platensis) y la nutria (Myocastor coypus).También se encuentra muy difundido el ñandú (Rhea americana), el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus celer) y el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus). Otros mamíferos son el tatú piche (Cabassous chacoensis), el quirquincho chico (Chaetophraectus vellerosus pannosus), el quirquincho grande o peludo (Chaetophractus villosus), la mulita pampeana (Dasypus hybridus), el tatú carreta (Priodontes maximus); el quirquincho bola (Tolypeutes matacus), el pichi llorón (Chaetophractus vellerosus), el oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla tridactyla), el oso melero (Tamanduá tetradactyla Kriegi), el puma o león americano (Puma concolor acrodia), el gato montés (Oncifelis geofrroyi paraguae) y el zorrino (Canepatus castaneus). A estas especies propias de la región se deben agregar las aves, cuya presencia es relativa debido a la caza ilegal.

Evidenciando los cambios producidos en el ecosistema, la fauna de La Pampa está representada básicamente por dos especies exóticas:el ciervo colorado y el jabalí, ingresadas a principios del siglo con destino a la actual Reserva Provincial de Parque Luro, desde donde se expandieron.También la liebre europea que, aunque predomina en la zona oriental, se ha difundido hacia el oeste. La fauna autóctona no es abundante, aunque sí variada, sobre todo en herbívoros.

La persecución ha sido intensa desde el principio de los asentamientos productivos de fines del siglo pasado. Tal como ocurre con los recursos forestales, la fauna también está seriamente afectada. La diversidad se ve comprometida por el cambio de hábitat que albergaba una fauna variada. El empobrecimiento de su composición es notorio. La eliminación del bosque desprotege a la población faunística provocando la migración de algunas especies a otros territorios mientras que otras pueden verse amenazadas de extinción.

Otro factor a tener en cuenta, además de la caza desmedida, es el efecto del fuego que provoca la huida y mortandad de animales. Legislaciones provinciales reglamentan períodos de caza y veda para ciertas especies, pero la caza furtiva de especies con valor comercial tanto por su aprovechamiento como para su comercialización al exterior afecta a la diversidad.

Historia de su uso

En tiempos de la colonia y primeras décadas de la Independencia, las alteraciones del primitivo paisaje de leñosas fueron mínimas y circunstanciales: incendios espontáneos o provocados por los indígenas cuando acometían o se defendían de los avances de los pobladores blancos.

Con el comienzo de la organización nacional, en 1860 y las incipientes medidas de desarrollo socio-económico que se acentúan cuando se expanden los ferrocarriles, se produce la conquista del “desierto” y se instalan nuevos establecimientos agropecuarios, es cuando se producen las grandes devastaciones debido a la corta de bosques, montes y matorrales para abrir campos y extraer maderas y leñas.

En la época del viaje del General Mansilla a los indios ranqueles (fines del siglo XIX), se supone que los montes de caldenes cubrían una superficie global de 15.000.000 hectáreas. En 1955, ya se indicaba que en el término de 70 años estos montes habían retrocedido en el sur y el este ocupando aproximadamente 8.000.000 hectáreas. Poco después, en 1966 el Ing.Lasalle, en censos levantados de 1950 a 1960, denunciaba que las áreas más densas residuales eran de 700.000 hectáreas en La Pampa y 150.000 hectáreas en San Luis. Otra especie característica del Espinal, el ñandubay que se usa para leña y artesanías menores tuvo idéntica suerte por el avance de la frontera agropecuaria.

De acuerdo a la información del Primer Inventario Nacional de Bosques Nativos, en el Espinal la superficie de tierras forestales es de 2.488.066 hectáreas y la de bosques rurales de 1.668.681 hectáreas, sumando un total de 2.656.747 hectáreas de bosques nativos para toda la región forestal. Además, otro tipo de tierras forestales cubren una superficie de 6.155.240 hectáreas.

Durante la Primera Guerra Mundial y en particular en la Segunda fue necesario sustituir las importaciones de carbón de piedra, petróleo y sus derivados. La madera y la leña, hasta entonces de uso doméstico, fueron usadas también para usinas y fábricas.

Debe mencionarse que en 1930, se inició en La Pampa la instalación masiva de aserraderos y parqueteras de caldén dada la abundancia de materia prima que existía. Las décadas del 40 al 50 son señaladas como el período de mayor actividad. Notas de la época relatan que en el territorio provincial en la década del ‘40 trabajaban más de 125 obrajes y 40 aserraderos ocupando 4000 obreros. La madera obtenida se empleó para la fabricación de parquets para pisos, adoquines para las calles de Buenos Aires y elementos de carpintería artesanal, entre otros destinos. A partir de 1950 se expande la frontera agropecuaria desde la pampa húmeda hacia el interior provocando extensos desmontes en áreas de inestables equilibrios ecológicos por sus escasos recursos hídricos.

La extracción indiscriminada de la vegetación maderable a lo largo y ancho de la instalación del ferrocarril para proveerlo de combustible y durmientes así como la delimitación de los campos ganaderos y agrícolas que requieren de la utilización de madera apta para postes, corrales y otras instalaciones rurales provocan, aún en la actualidad, la corta desmedida de Prosopis por su madera imputrescible.

El fuego, utilizado en muchos casos como herramienta para el manejo de las pasturas naturales, puede descontrolarse y provocar incendios con efectos negativos en las formaciones boscosas y pastizales naturales.

Interacción hombre-bosque nativo | Los pobladores y sus actividades

El grado de ocupación en las zonas de cultivos extensivos y de producción ganadera es menor que en los sectores donde se encuentran instaladas industrias. La producción forestal tiene ocupación transitoria y además itinerante, no produciendo asentamientos. Por otro lado, los trabajos en la mayor parte del Espinal han disminuido en gran medida por la sobreexplotación del recurso boscoso.

En general puede mencionarse que el paisaje primitivo ha sido alterado por acciones fruto de la actividad antrópica derivando en un agroecosistema. La construcción de líneas ferroviarias y aéreas de energía, rutas, canales de drenaje, sistemas de riego, urbanizaciones y la incorporación de especies exóticas son las que más han impactado en el ecosistema natural.

Nivel tecnológico

La corta de las especies maderables se realizó en forma insustentable provocando la disminución de la superficie y la degradación del bosque. Aún en la actualidad, para realizar desmontes las exigencias en algunas provincias son mínimas.

A diferencia de otras zonas, en general no se hace extracción selectiva ni se realizan planes de manejo, sino que se sacan todos los ejemplares arbóreos y la superficie es quemada para habilitarla para otros usos.

En la actualidad, la industrialización de la madera puede considerarse irrelevante en virtud de que se han agotado los rollizos de calidad y los restantes sólo se emplean para leña y la fabricación de colmenas, elementos artesanales, elaboración de carbón y postes con una actividad mínima.

Los rollizos, postes y leña se obtenían sin consideración a normas técnicas. Ello diezmó las existencias madereras del cardenal, razón por la cual la industrialización es realizada por pequeñas serrerías de bajo nivel de tecnificación, en forma esporádica.

Régimen de propiedad de los bosques: los bosques existentes en la región del Espinal se encuentran en propiedades privadas y tierras fiscales

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