Hay especies nativas que están en peligro de desaparecer. En este artículo la autora propone a sus lectores la idea de sembrar un árbol y plantarlo como una iniciativa que podría ayudar a revertir muchos problemas actuales y mejorar la sostenibilidad del mañana.
por Renata Hanow* | Para Hora 25 Forestal
La mayoría de los habitantes del planeta sabemos en la actualidad, por los diferentes informes, artículos y organizaciones para la defensa del medio ambiente, el estado crítico de los bosques de todo el mundo. En este artículo se pretende, más que reiterar lo que está a simple vista y todos lo sufrimos de alguna manera, reconocer la falta de árboles y la defensa que nos proveen que mengua cada día.
Miremos nuestras pertenencias, tenemos cubiertos de cabos de madera, cerillos, cajones de frutas, papeles en cada trámite, muebles, pañales, medicinas, alimentos, casas. Miremos afuera y veremos postes de alumbrado eléctrico, vigas en los ferrocarriles, postes de alambrado y cualquier objeto que tenga un poco de madera. ¿No salió todo eso de los árboles?
Nos preguntamos muchas veces ¿qué pasó con los bosques nativos durante el transcurso del siglo pasado y este comienzo de siglo? los bosques desaparecidos están en cada vivienda de la Argentina, desde las precarizadas hasta las más lujosas, y parte se exportó al mundo y otra parte se importó. Se menciona a la Argentina porque queremos hacer algo por este país, porque notamos que muchos reman contra las políticas gubernamentales en todo el mundo, porque priorizan otras cosas como la agroalimentación que aunque es sumamente necesaria para nuestra subsistencia, los bosques no son menos y existen muchísimos estudios que ponen en alerta roja la situación.
Sin embargo si a nosotros nos faltara esos productos mencionados anteriormente ¿no nos quejaríamos igualmente de la situación de la falta de elementos y demandaríamos producción?. Lo real es que tan sólo faltó la planificación, algo que parece difícil cuando vemos mucho en abundancia y hasta que no cortamos todo no paramos. No podemos seguir así y permitir que los bosques nativos sean suplantados por los implantados, que aclaro, salvan a los nativos a su vez bajando la presión sobre aquéllos, y pasando por alto sus valores en el ecosistema de cada región.
No podemos cruzarnos de brazos mientras otros cultivos agotan las tierras y especies de la fauna desaparecen dando lugar a plagas que dañan lo que queda. ¿No es la Argentina extensa en tierras y rica en biodiversidad de suelos y climas?, además nos preguntamos, si hace muchos años ya se conoce esta situación crítica ¿porqué cada vez nos enteramos que falta presupuesto para regenerarlos? si por la política y la burocracia nuestros bosques se reducen diariamente, ¿nos quedará esperar a que desaparezcan nomás para después lamentarnos que todo cambió porque no fuimos capaces de planificar su protección e incluso implantarlos y mantener la reserva necesaria, sin excluir ganadería, agricultura, minería y asentamientos urbanos?
Debemos reconocer que cuando compramos productos que derivan de los árboles, estamos colaborando con su desaparición, pero lo bueno es que somos capaces de reponerlos si queremos. Podemos proponernos criar un árbol, un árbol por persona. No necesitamos demasiado para llevarlo adelante, algunas semillas del árbol nativo de nuestra zona, un envase, un poco de tierra preparada y un cuidado diario mínimo, los conocimientos, la paciencia y la voluntad.
En los sucesivos artículos se expondrá especies nativas de los bosques argentinos, cómo sembrar la semilla del árbol que elejimos, su cuidado diario y se pretende además que cada árbol reciba el nombre de quién lo sembró, se pretende que cada uno de nosotros, los argentinos sembremos un árbol nativo. ¿podemos pensar que sea llevado con su nombre a una reserva para la reforestación como propuesta? ¿podemos adoptarlo en nuestras casas o terrenos, en nuestros campos o plazas para la conservación de semillas para un futuro mejor? podemos hacer eso y mucho más si lo queremos, y si queremos el equilibrio de la Tierra en su conjunto, tomemos conciencia.
* La autora es Técnico Forestal y columnista exclusiva de Hora 25 Forestal
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